Introducción
En el Ecuador, como en muchos otros países tropicales, la
excesiva demanda de las poblaciones humanas amenaza la conservación
de los bosques y sus recursos. En la Amazonía ecuatoriana, un
área de aproximadamente 135.000 km2, se ha estimado
que 550.000 personas dependen directamente de los bosques para su
subsistencia (Pichón 1997a; Marquette 1998; Sierra 2000), lo
cual se traduce en elevadas tasas de deforestación y deterioro
de los ecosistemas, y en la consecuente pérdida de hábitat
para la fauna silvestre. Al mismo tiempo, este deterioro afecta las
posibilidades de un desarrollo racional de la región al
destruir no solo la forma de vida tradicional de la gente local, sino
también el potencial de actividades económicas
alternativas como el turismo y la capacidad del bosque para proveer
servicios ambientales críticos para la sociedad.
Para defender a los ecosistemas naturales de las amenazas
antropogénicas, el Estado ecuatoriano ha establecido varias
áreas protegidas que cubren aproximadamente 30.000 km2
(Ministerio del Ambiente 2004). Este potencialmente valioso sistema
de áreas protegidas incluye al Parque Nacional Yasuní
que además de ser la reserva más grande del Ecuador
continental, protege uno de los bosques más ricos en
biodiversidad del planeta. Aunque extenso en área y legalmente
establecido, en la práctica el Parque Nacional Yasuní
está completamente desprotegido, y enfrenta innumerables
amenazas como la invasión de colonos indígenas y
mestizos, tala ilegal de madera, caza y pesca ilegales, cacería
de subsistencia no sustentable, construcción de carreteras y
actividades petroleras. El manejo y mitigación de estas
amenazas es sumamente difícil, especialmente porque su
intensidad y distribución en el paisaje son heterogéneas,
y dinámicas en el tiempo. En este contexto, es fundamental
contar con una caracterización formal de la distribución
e intensidad de las principales amenazas que enfrenta el Parque
Nacional Yasuní, no solo para priorizar acciones de
conservación y manejo, sino también como un instrumento
de monitoreo que permita evaluar la efectividad de las mismas
(Sanderson et al. 2002; Wildlife Conservation Society 2002).
Desde hace algunos años, los sistemas de información
geográfica (SIG) se han convertido en poderosas herramientas
de planificación para el manejo de áreas protegidas, ya
que permiten sintetizar y representar grandes cantidades de
información sobre la distribución espacial de
diferentes atributos del paisaje, o sobre la intensidad o dinámica
de diversos procesos. Sin embargo, son pocas las ocasiones en las que
se cuenta con suficiente información para validar los modelos
producidos con los SIG y evaluar su significado en términos de
la abundancia o distribución de organismos en el campo. Este
vínculo es fundamental si se pretende utilizar los SIG como
herramientas permanentes de monitoreo y priorización de
actividades de investigación o manejo. En este contexto, el
presente trabajo tuvo dos objetivos principales: i) desarrollar un
modelo espacial para evaluar la localización, la extensión
y la intensidad de las actividades humanas en la Reserva de la
Biósfera Yasuní (incluye el Parque Nacional Yasuní,
la Reserva Étnica Huaorani y un área de amortiguamiento
de 10 km alrededor de ambas áreas), y ii) evaluar la relación
entre los resultados de este modelo y la abundancia relativa de
mamíferos medianos y grandes, evaluada lo largo de una
gradiente de intervención en el Parque Nacional Yasuní
y su zona de influencia. De esta manera, pretendemos evaluar la
utilidad del mapa de amenazas de Yasuní como una herramienta
de planificación y monitoreo.
Área de Estudio
El Parque Nacional Yasuní (~ 76º 00' W, 01º
00' S), establecido en 1979, y la contigua Reserva Étnica
Huaorani, creada en 1990, están localizados en la Amazonía
occidental, en las estribaciones orientales de los Andes (Figura 1).
Ambas reservas cubren un área de aproximadamente 16.000 km2,
en un rango de altitud que varía entre 200 y 500 m. El clima
no es estacional, con niveles anuales de precipitación de
3.500 mm y temperaturas promedio de 24 ºC. El paisaje está
dominado por extensiones grandes de bosque colinado de terra
firme divididas por áreas menos extensas de bosque
aluvial y pantanos dominados por moretes (Mauritia
flexuosa; Balslev & Renner 1989; Winckell et al. 1997).
Figura 1: Localización geográfica
de la Reserva de la Biósfera Yasuní en la Amazonía
ecuatoriana: Parque Nacional Yasuní, Reserva Étnica
Huaorani y área de amortiguamiento
Actualmente, los Huaorani, los Kichwa y los colonos mestizos
conforman los principales grupos humanos que habitan el paisaje de
Yasuní. Los Huaorani son descendientes de grupos nómadas
de cazadores - recolectores que habitaron gran parte de la
Amazonía ecuatoriana al sur del río Napo, incluyendo la
actual extensión de la Reserva de la Biósfera Yasuní.
A mediados del siglo XX y por causa de una estrategia agresiva de
evangelización, muchos de los clanes huaorani abandonaron su
sistema de vida trashumante, estableciéndose en la sección
occidental de la actual reserva étnica (Rival 1996). Como
resultado de este proceso migratorio, gran parte de la sección
septentrional del tradicional territorio huaorani fue colonizado por
indígenas kichwas provenientes de las estribaciones bajas de los Andes.
Los Kichwas amazónicos tienen un origen multiétnico, a
partir de los Canelos, Quijos, Yumbos y Kichwas andinos. La fusión
de estos grupos aborígenes se dio desde épocas
precolombinas y a lo largo de varios siglos (Hudelson 1987). La
explotación petrolera, a inicios de la década de 1980,
abrió las puertas de Yasuní al grupo más
reciente de actores en el área: los colonos mestizos. Los
mestizos, principalmente campesinos de otras regiones del Ecuador,
aprovechan las carreteras de explotación petrolera, que
proveen acceso y dirigen los patrones espaciales de colonización,
para establecerse en lotes de aproximadamente 50 ha que utilizan con
fines de subsistencia (Pichón 1997b). En este contexto, la
historia reciente de Yasuní ha sido marcada por tres factores
fundamentales: i) el proceso de evangelización evangélico
y católico, ii) la creación del parque nacional y la
reserva étnica, y iii) el descubrimiento y explotación
de yacimientos petrolíferos. La interrelación de estos
tres factores, a lo largo de varias décadas, ha resultado en
el actual conflicto de intereses que caracteriza a Yasuní y
gran parte de la Amazonía ecuatoriana: desarrollo económico
vs. conservación de la biodiversidad (Pitman 2000).
Métodos
La evaluación de amenazas en el Parque Nacional Yasuní
se basó en un modelo espacial de tipo raster que incorporó
información sobre la distribución de las actividades
humanas presentes en el área de estudio. Las actividades
humanas que actualmente existen en Yasuní pueden dividirse en
dos categorías: i) actividades relacionadas con el desarrollo
que incluyen la construcción de carreteras, deforestación
a gran escala, tala selectiva y extracción de petróleo;
y ii) actividades relacionadas con los asentamientos humanos que
incluyen cacería de subsistencia, cacería ilegal,
agricultura de subsistencia y ganadería.
Para incluir las dos categorías de actividades humanas en el
modelo, utilizamos información espacial sobre carreteras,
poblados, áreas deforestadas y pozos petroleros obtenida del
Instituto Geográfico Militar, Ministerio del Ambiente y
Proyecto Petramaz de la Unión Europea. Esta línea base
fue complementada con datos obtenidos en el campo durante tres años
de muestreos (2001 - 2003) que actualizaron la información
de las capas espaciales. Para desarrollar el modelo, dividimos el
área de estudio en una cuadrícula compuesta por 1.574 x
2.260 pixeles con una resolución de 0,1 km2 cada
uno. Para cada capa espacial utilizada (carreteras, poblados, áreas
deforestadas, campamentos ilegales de cacería, pozos
petroleros y áreas de extracción selectiva de madera)
se calculó un buffer con base en el impacto esperado que cada
actividad humana tiene en el bosque aledaño. El buffer para
carreteras y áreas deforestadas se extendió 3 km para
tomar en cuenta los efectos de borde asociados (Murcia 1995; Canaday
1997; Mesquita et al. 1999; Canaday & Ribadeneira 2001). El
impacto de los poblados se representó con un buffer de 10 km
(Marquette 1998; Lopes & Ferrari 2000; Mena et al. 2000; Zapata
Ríos 2001). Con base en observaciones personales, los buffers
para los campamentos ilegales de cacería se extendieron 5 km,
pozos petroleros 1 km y tala selectiva 2 km.
Todas las actividades humanas relacionadas con los asentamientos
humanos, con la excepción de los campamentos de cacería
ilegal, se incorporaron en el modelo como una única capa
espacial. Aunque la agricultura y la ganadería alteran
sustancialmente la estructura de los bosques, no separamos sus
efectos de los asentamientos por dos razones. Primero, estas
actividades están restringidas a áreas alrededor de los
asentamientos, por lo que el valor de amenaza que utiliza un buffer
de 10 km desde los poblados captura efectivamente el impacto de la
agricultura y la ganadería a pequeña escala. Segundo,
aunque estas actividades están siempre concentradas alrededor
de los poblados, son temporalmente y espacialmente dinámicas.
Por lo tanto, fue más práctico utilizar la localización
de los asentamientos humanos como un sustituto para agricultura y
ganadería. De la misma forma, la cacería de
subsistencia es una actividad que se lleva a cabo dentro del mismo
radio por lo que fue analizada de la misma manera (Sierra 2000;
Kinnaird et al. 2003; Viña et al. 2004; Barve et al. 2005;
Linderman et al. 2005; Zeng et al. 2005).
Una vez que los buffers fueron establecidos, cada
capa espacial fue reclasificada en un sistema binario 0 - 1,
donde los pixeles con valor 1 representan áreas afectadas por
una actividad humana específica, y los pixeles con valor 0
representan áreas "libres" de tal actividad.
Finalmente, se superpusieron todas las
capas espaciales reclasificadas y se calculó el número
total de amenazas presentes en cada pixel. De esta manera se obtuvo
un índice de amenaza con un rango de variación entre 0
y 6, donde 0 representa áreas "libres" de
actividades humanas y 6 representa áreas altamente disturbadas
en las que se presentaron todas las actividades humanas sobre las que
teníamos información. La representación gráfica
de la distribución geográfica de los valores de este
índice resultó en el mapa de amenazas de la Reserva de
la Biósfera Yasuní.
Para evaluar el significado biológico de nuestro mapa de
amenazas, utilizamos un juego de datos independiente sobre la
abundancia relativa de mamíferos medianos y grandes en doce
localidades de la zona norte del Parque Nacional Yasuní y su
zona de influencia. Esta información fue
recolectada durante dos períodos de tiempo diferentes (agosto,
2001 - marzo, 2002; y agosto, 2002 - marzo, 2003),
mediante el registro de signos y registros de mamíferos a lo
largo de seis transectos lineares de 2 km de longitud, ubicados
aleatoriamente en cada localidad de monitoreo. Para cada
sitio, la abundancia relativa de las diferentes especies de mamíferos
fue calculada como el número de registros de cada especie por
km de transecto recorrido, dividido para el número total de
registros por km. Para comparar esta información con el mapa
de amenazas, calculamos el nivel de disturbio de cada sitio trazando
en el mapa de amenazas un círculo de 10 km de diámetro
alrededor de cada sitio de monitoreo de fauna, y calculando el
promedio de amenazas/ha presentes en los píxeles incluidos en
esa circunferencia. Finalmente, construimos
modelos de regresión linear utilizando al número de
amenazas/ha como variable independiente, y a la abundancia relativa
de las diferentes especies de mamíferos como variable de
respuesta.
Resultados y Discusión
El mapa de amenazas de la Reserva de la Biósfera
Yasuní se presenta en la Figura 2.
Figura 2: Mapa e índice de amenazas de
la Reserva de la Biósfera Yasuní. Áreas marcadas
con valores cero representan zonas con niveles de disturbio
antropogénico bajo o ausente. Por otra parte, áreas
marcadas con valores seis representan zonas altamente disturbadas por
actividades humanas
La proporción
de hábitat con niveles de amenaza 0 - 1, considerado
como áreas libres de influencia humana o con niveles muy bajos
de disturbio, es alta (79,84 % del área total) y representa
una importante zona núcleo para la conservación de la
biodiversidad. Estas zonas con bajo disturbio están
principalmente concentradas en la sección suroriental del área
de estudio. Por el contrario, la mayor parte de
las zonas boscosas fuera de esta área, especialmente en las
zonas altamente disturbadas (niveles de amenaza 4 - 6;
3,64 %), están muy deterioradas como resultado de intensos
niveles de actividad antropogénica (Figura 3).
Figura 3: Porcentaje del área total
(~28.000 km2) de la Reserva de la Biósfera Yasuní
afectada por diversas actividades humanas: construcción de
carreteras, deforestación, colonización, tala selectiva
ilegal y explotación de petróleo (las áreas más
amenazadas se encuentran en la sección noroccidental de la
reserva de la biósfera)
Espacialmente, las zonas más disturbadas están
concentradas en la sección noroccidental de Yasuní y
parecen estar directamente relacionadas con la presencia de medios de
transporte y comunicación como ríos y carreteras
abiertas para facilitar la explotación de petróleo en
la región. Si bien el impacto directo de estas carreteras
puede ser muy limitado (Figura 4), sus efectos indirectos son enormes
ya que facilitan la colonización y alteran definitivamente los
patrones de uso del suelo y la distribución y dinámica
socioeconómica de la población humana.
Figura 4: Porcentaje
del área total (~28.000 km2) de la Reserva de la
Biósfera Yasuní afectada por impactos directos e
indirectos de la construcción de carreteras. Los impactos
indirectos son los que ocurren alejados en espacio y tiempo de la
construcción y uso de las carreteras (Marriott, 1997), e
incluyen en esta estimación a todos los polígonos de
actividades humanas intersectados y/o adyacentes a las carreteras.
Los impactos directos, para esta estimación han sido
representados como una franja de 100 m a lo largo de las carreteras
existentes, e incluyen únicamente la remoción de
vegetación natural y la capa superficial de suelo necesarias
para la construcción de las carreteras
Las regresiones lineares que utilizamos (Tabla 1) muestran una
importante relación entre el nivel de disturbio representado
en el mapa de amenazas y la abundancia relativa de algunas especies
de mamíferos. De las diez especies que pudimos analizar cinco
tuvieron coeficientes de correlación mayores al 40% en el
período 2001 - 2002 y cuatro durante el período
2002 - 2003 (Tabla 1). De estas especies, Agouti
paca, Dasypus novemcinctus y Myoprocta
pratti presentaron pendientes positivas, que sugieren que su
abundancia relativa tiende a aumentar en sitios con mayor grado de
disturbio. Este resultado coincide con otras observaciones que han
mostrado que la abundancia de estas especies puede aumentar
significativamente en sitios disturbados en donde las chacras o
fincas les proveen abundante alimento (Chiarello 1999; Daily et al.
2003; Altrichter & Boaglio 2004). Por el contrario, los modelos
para Tayassu pecari y Tapirus terrestris
tuvieron pendientes negativas que indican que su abundancia relativa
disminuye conforme aumenta el nivel de disturbio de las localidades.
Esta relación puede deberse a los grandes requerimientos de
espacio de estas especies que quizás las alejan de áreas
dominadas por bosques fragmentados, o al incremento de la presión
de cacería en las áreas con mayor densidad de
poblaciones humanas. En cuanto a las especies para las que no
encontramos relaciones importantes, esto podría deberse
efectivamente a la falta de una relación en el campo, o quizás
a falta de datos suficientes para construir los modelos,
especialmente para las especies más raras. Sin embargo,
nuestros datos no nos permiten evaluar la importancia relativa de
estas dos posibilidades.
Tabla 1: Coeficientes de correlación y signo de la pendiente de modelos lineares que relacionan la abundancia relativa de varias especies de
mamíferos medianos y grandes, y el grado de disturbio en doce
sitios de monitoreo, durante dos períodos de muestreo en el
Parque Nacional Yasuní y su zona de influencia. "nr"
= no relación (pendiente cercana a cero). Celdas sombreadas
representan modelos cuyos coeficientes de correlación
superaron el 40%
La presencia de relaciones importantes entre la abundancia de ciertas
especies y las alteraciones antropogénicas indica que el nivel
de disturbio tal como está representado en nuestro mapa de
amenazas representa efectivamente cambios en la cantidad y calidad de
hábitat que son percibidos o afectan la distribución y
comportamiento de esas especies. No podemos evaluar hasta que punto
se mantiene esta observación para otros grupos de fauna pero,
desde el punto de vista de los mamíferos medianos y grandes,
el mapa de amenazas que presentamos aquí parece ser una
herramienta confiable para planear y priorizar esfuerzos de
conservación en el heterogéneo contexto espacial de la
Reserva de la Biósfera Yasuní. Al mismo tiempo,
nuestros resultados sugieren que la actualización periódica
de la información que incluimos en nuestro modelo espacial es
crucial ya que, de esta manera, el mapa de amenazas se convierte no
solo en un instrumento de planificación sino también en
herramienta de monitoreo para rastrear y manejar las tendencias de
intervención antropogénica en la Reserva de la Biosfera
Yasuní.
Existen implicaciones importantes en el hecho de que grandes
extensiones de Yasuní todavía se encuentran libres de
presiones antropogénicas. Yasuní constituye un área
de mucha importancia para la conservación de fauna silvestre
en la Amazonía occidental, incluyendo especies paisaje como
jaguares, tapires y pecaríes de labio blanco. Sin embargo, actualmente se están construyendo y
planificando construir nuevas vías dentro del área del
parque nacional para facilitar la explotación de petróleo.
Estas nuevas carreteras tendrán un impacto negativo enorme en
el paisaje de Yasuní, ya que fragmentarán una sección
importante del área mejor conservada de la reserva de la
biosfera, al sur del río Tiputini. Las prioridades de
conservación, por lo tanto, deben centrarse en conservar el
gran núcleo dentro del Parque Nacional Yasuní y la
Reserva Étnica Huaorani, y en reducir las amenazas a la fauna
silvestre en los hábitats categorizados como subóptimos
y degradados (áreas con niveles de amenaza 4 - 6).
Enfocados a escala de paisaje, el modelo espacial y el mapa de
amenazas representan un primer paso hacia el establecimiento de
prioridades para la conservación de hábitats y fauna
silvestre en Yasuní, y una línea base para establecer
una agenda de investigación centrada en la relación
entre las actividades humanas y la persistencia de la fauna
silvestre. El mapa provee información sobre calidad y
extensión de hábitat, brindando una medida de su
disponibilidad para especies de fauna silvestre (áreas con
niveles de amenaza 0 - 1) en un área como Yasuní
en la que muy poco se conoce sobre la distribución espacial,
abundancia relativa y densidad poblacional de fauna silvestre.
Agradecimientos
Este proyecto de investigación fue financiado por USAID a
través del Programa de Paisajes Vivientes de la Wildlife
Conservation Society y por la Gordon and Betty Moore Foundation.
Agradecemos a Eddy Silva por haber colectado parte de la información
de abundancia relativa de mamíferos en el campo. Agredecemos también al Ministerio de Ambiente del Ecuador por extender los permisos de investigación necesarios y a Alonso Jaramillo, Jefe de Área de Parque Nacional Yasuní, por su constante apoyo logístico. Finalmente a Efrén Tenorio y Walter Prado por su apoyo durante el trabajo de campo.
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