Introducción
Descripción del área
La región semiárida del valle del
Motagua, se encuentra en el nororiente de Guatemala, en los
departamentos de El Progreso, Zacapa y Chiquimula, y contiene dos
zonas de vida: monte espinoso subtropical y bosque seco subtropical
(The Nature Conservancy -TNC- & Fundación Defensores
de la Naturaleza -FDN- 2003). La figura 1 muestra la
localización del área. Figura
1: Ubicación geográfica de la región semiárida
del valle del Motagua, Guatemala
A pesar de su escasa extensión (aprox. 200,000 ha.), es
considerada como una ecorregión, en la clasificación
desarrollada por el Fondo Mundial para la Narturaleza (Dinerstein et
al. 1995), y se le considera una de las áreas más secas
de Centroamérica (Powell & Palminteri 2001). El valle del
Motagua, rodeado por montañas que alcanzan los 3000 mSNM,
tiene una precipitación pluvial de aproximadamente 500 mm al
año, mientras que las montañas circundantes reciben
hasta 3000 mm de precipitación anual (Powell & Palminteri
2001). La Reserva de Biosfera Sierra de las Minas, al pie de la cual
se encuentra el valle del Motagua, es la principal barrera natural
para la humedad proveniente del Atlántico, provocando la
extrema condición seca de la región (TNC & FDN
2003).
Los datos de precipitación y días de
lluvia, indican una temporada lluviosa de Mayo a Septiembre, y una
temporada seca el resto de meses del año (Valle et al.
1999). La humedad relativa promedio oscila entre 60 y 72% y la
evapotranspiración potencial presenta valores entre 600 y 800
mm anuales, lo que explica el déficit de agua en la región
(Castañeda 1997). La temperatura promedio varía entre
22 y 28°C (Castañeda 1997), con máximas de 45°C,
durante los meses más calurosos, marzo y abril, y mínimas
de 7°C en Diciembre (Valle et al. 1999).
Vegetación
Las condiciones climáticas de la región
han causado el desarrollo de comunidades vegetales caducifolias cuyas
hojas caen al inicio de la estación seca y brotan al inicio de
la estación lluviosa (TNC & FDN 2003). Las especies que
presentan espinas conforman aproximadamente el 50% de la composición
vegetal de la región, explicando el nombre de la zona de vida
monte espinoso (Castañeda & Ayala 1996). A excepción
de los bosques de galería, en donde el flujo constante de agua
permite el desarrollo de comunidades vegetales muy distintas y
siempre verdes, las partes bajas de la región, están
dominadas por especies con espinas como cactáceas,
Acacia,
y arbustos leguminosos (Powell & Palminteri 2001).
La Figura 2 muestra la cuenca de un río en época
seca y el bosque de galería que se mantiene verde. En
los bosques de galería, el flujo constante de agua permite el
desarrollo de comunidades vegetales que se mantienen verdes aún
en época seca, y que funcionan como refugio a muchas especies
de animales"]].
Figura 2. Bosque de galeria y bosque seco en el valle de Montagua
Estudios recientes en el monte espinoso del valle
del Motagua, han determinado la existencia de 107 familias y 598
especies de plantas, de las cuales 140 son árboles, 89
arbustos, 273 hierbas, 74 lianas, 12 epífitas, 4 parásitas
y 3 especies de plantas acuáticas (Véliz et al.
2005). Según Véliz et al. (2005), las
familias más diversas del monte espinoso son Asteraceae y
Euphorbiaceae con 46 especies cada una, Fabaceae con 41, Poaceae con
39, Mimosaceae con 28, Caesalpiniaceae con 20, Convolvulaceae con 18
y Boraginaceae, Cactaceae y Solanaceae con 15 especies cada una.
Los procesos geológicos han creado
condiciones de aislamiento que han favorecido especialmente la
formación de nuevas especies vegetales, algunas con
distribución restringida al valle del Motagua como es el caso
de algunas cactáceas, euforbiáceas y mimosáceas
(Castañeda 1997; Valle et al.1999; Morales 2003). Sobresale en
esta región, la presencia de Tillandsia
xerographica,
una bromelia endémica en peligro de extinción, y
las especies de cactus de los géneros Mammillaria
y Melocactus,
que al igual que la
T. xerographica, son extraídos ilegalmente, para su comercio como especies
ornamentales (Figura 3).
Figura 3. Varias especies de bromelias y cactáceas, como éste Melocactus, se encuentran amenazadas por
su extracción ilícita
Entre las especies más comunes y que tipifican al monte
espinoso de Guatemala se encuentran Guaiacum coulteri,
Caesalpinia velutina, Cassia emarginata, Cassia skinneri,
Haematoxylon brasileto, Leucaena collinsii, Ximenia americana,
Bursera schlenthendali, B. graveolens, Acacia farnesiana, Prosopis
juliflora, Juliania adstringens, Stenocereus pruinosus, Pereskia
lychnidiflora, Nopalea guatemalensis, Pilosocereus
leucocephala, Cordia dentata y Cordia truncatifolia (Véliz
et al. 2005).
Existe también en el bosque seco y muy seco, una amplia
diversidad de especies arbóreas y arbustivas importantes para
los habitantes, en tanto la utilizan como leña, madera para
pequeña y mediana industria o artesanía y como fuente
de plantas medicinales, alimento y ornamentales (Castañeda
2004). Las principales especies para desarrollar cobertura en el
monte espinoso, reconociendo las limitaciones forestales de la zona,
son el Ceibillo (Ceiba aesculifolia),
Orotoguaje (Acacia deamii),
Yaje (Leucaena diversifolia),
Aripín (Caesalpinia velutina),
Roble de montaña (Bucida macrostachya),
Jiote (Bursera simarouba),
Caraño (Juliana adstingens)
y Guayacán (Guaiacum sanctum),
entre otras (Castañeda 2004). El barreto (Plocosperma
buxifolium)
y el Motapino (Mimosa zacapana),
ésta última endémica en el monte espinoso, se
consideran especies que también tienen potencial como
ornamentales (Castañeda 2004).
Fauna
La región semiárida del valle del Motagua presenta en
algunos grupos de vertebrados, mayor diversidad de especies comparado
con otros tipos de bosque, debido a las interacciones entre el bosque
ribereño y los bosques con adaptaciones a ambientes semiáridos
(TNC & FDN 2003). La diversidad de esta región puede estar
sostenida por la función de los bosques ribereños que
aunque degradados, aún proveen refugio, alimento y otros
servicios a especies animales y vegetales que no tienen adaptaciones
para sobrevivir en ambientes semiáridos (TNC & FDN
2003). Algunas especies de mamíferos y aves no podrían
estar presentes en el bosque seco y monte espinoso sin la presencia
de los bosques ribereños, ya que desde aquí, muchas
especies explotan los recursos de los bosques semiáridos
aledaños (Redford & Fonseca 1986; Marone 1992 en: TNC &
FDN 2003).
Para la región semiárida del valle
del Motagua, se reportan 48 especies de mamíferos y 101
especies de aves (Valle et al. 2003), algunas de las cuales hacen uso
del bosque de galería para proveerse de sitios de reproducción
y alimento (TNC & FDN 2003). En cuanto a las aves, las familias
Columbidae, Tyrannidae, Icteridade y Fringilidae, son suficientemente
abundantes como para ser consideras características de la
región (Land 1970). Vale la pena mencionar también que
este valle es el único sitio donde se localiza al
Momotus mexicanus en Centroamérica (Russet
Crowned Motmot), y que a esta especie podría considerársele,
entre otras, como indicadora de buena calidad de hábitat
(Figura 4). Sin embargo, los estudios de aves
realizados en esta zona recientemente (Pérez 2003; Nájera
2004), muestran que la mayoría de especies de aves registradas
en el valle son generalistas y poco sensibles a la perturbación
del hábitat.
Figura 4. El valle del Motagua es el único sitio de distribución
del Momutus mexicanus en Centroamérica
Algunas de las especies de mamíferos
amenazadas en la región son los murciélagos
Pteronotus dhabi, P.parnelli y Leptonycteris
curasoae; el armadillo (Dasypus novemcinctus), que
corre peligro a consecuencia de la cacería; los zorrillos
(Conepatus semistriatus, Mephitis macroura) por su uso
medicinal; el cacomiztle o micoleón (Bassariscus
sumicharsti) y el tacuazín de agua (Chironecetes
minumus) por el avance de la frontera agrícola (Valle et
al. 2003).
Por otro lado se han reportado 16 especies de
anfibios y 54 de reptiles (Acevedo 2004). En cuanto a
endemismos en anfibios, se tiene la rana Eleutherodactylus
inachus, que fue recientemente descrita en el año
2000 (Campbell & Savage), y la salamandra Oedipina
taylori también endémica del valle del Motagua
(Acevedo 2004). Dentro de los reptiles, sobresale la presencia del
Escorpión Heloderma horridum
charlesbogerti, subespecie endémica del valle del
Motagua, que se encuentra en grave peligro de extinción.
Estudios recientes de esta especie, (Masaya 2005 & Ariano 2003),
reportan que en el más optimista de los casos, el estimado de
la población de H. h. charlesbogerti es de
solamente 174 individuos (Masaya 2005).
Justificación para la
conservación del área
El monte espinoso y bosque seco del valle del Motagua representan un
ecosistema único en Centroamérica, y ha sido denominado
como una ecorregión, evidenciando su importancia y
singularidad. Además de los aspectos biológicos, la
región tiene una historia tectónica y geológica
única, y ha sido crítica para entender la
paleobiogeografía de Centroamérica (Valle et al. 1999).
Así mismo, en el valle del Motagua, existen
varias especies endémicas y amenazadas, pero este ecosistema
se encuentra muy amenazado por el avance de la frontera agrícola
y apenas representado en el Sistema Guatemalteco de Áreas
Protegidas, por lo que se hace más urgente el emprender
acciones que aseguren su protección y permanencia a largo
plazo. En la Figura 5, se muestra una vista de este
particular ecosisistema, atravesado por el Río Motagua.
Figura 5. La región semiárida del valle del Motagua, a pesar de su importancia y singularidad, se encuentra muy amenazada y muy poco representada en el sistema guatemalteco de áreas protegidas
Métodos
En el año 2003, la Fundación Defensores de la
Naturaleza (FDN) y The Nature Conservancy (TNC), emprendieron la
tarea de realizar un Plan de Conservación para la Región
Semiárida del Valle del Motagua, en vista de la gran
importancia en términos de biodiversidad de esta área,
y de la urgencia de iniciar acciones formales para su conservación.
Recientemente, en 2005, se actualizó dicho plan, a la luz de
nuevos hallazgos y lecciones aprendidas durante los primeros años
de trabajo en el Valle del Motagua (FDN & TNC 2005).
La realización del Plan de Conservación,
responde a la metodología de Planificación para la
Conservación de Áreas (PCA), propuesta por TNC (TNC
1999). Éste es un proceso de planificación estratégica
que parte de una revisión exhaustiva y analítica de la
información ecológica y social disponible sobre el área
de planificación. La metodología se basa en la
identificación y selección de elementos de
conservación, a partir de los cuales se analizan y priorizan
las amenazas y las oportunidades para los mismos. El siguiente paso
es la definición de estrategias para reducir las amenazas y
para potencializar las oportunidades, y por último se definen
indicadores para medir el éxito de las estrategias
desarrolladas.
El ejercicio de aplicar ésta metodología
para la región permite abordar la iniciativa desde una
perspectiva local y, mas coherente con lo que ocurre en la realidad.
La formulación y ejecución de este plan está
siendo conducida por la Fundación Defensores de la Naturaleza,
pero se pretende que éste sea un proceso de conservación
participativo e interinstitucional, basado en el PCA
desarrollado para la región. El proceso que hasta ahora ha
liderado FDN consiste, a grandes rasgos, en promover la declaratoria
y fortalecimiento de áreas protegidas municipales y privadas,
la educación ambiental y organización social, el
acceso a incentivos forestales de conservación, el ecoturismo
y la aplicación de la ley.
Resultados y Discusión
Elementos de Conservación
Los elementos de conservación
identificados para la Región Semiárida del valle del
Motagua, son los siguientes: (1) monte espinoso y bosque seco,
(2)Tillandsias y cactáceas amenazadas por extracción,
(3) el Lagarto Escorpión Heloderma horridum
charlesbogerti, (4) los bosques de galería y (5)
el sistema fluvial. En estos cinco elementos y en los procesos
ecológicos clave que permiten su continuidad, son en los que
se enfocan los esfuerzos de conservación, emprendidos a nivel
de campo desde el año 2004, en la Región Semiárida
del valle del Motagua. Dos de los elementos de conservación se
muestran en las Figuras 6 y 7. Figura 6:Heloderma horridum charlesbogerti, subespecie endémica del valle del Motagua
Figura 7. Cactáceas amenazadas por extracción
Amenazas y oportunidades
La mayor amenaza identificada para los
elementos de conservación, son las prácticas agrícolas
incompatibles con la conservación, ya que la conversión
de áreas con monte espinoso o bosque seco a agricultura ha
causado la destrucción de 60,000 ha., -30% del uso de la
tierra en la región- (Secaira 2004). También
se consideraron como amenazas fuertes las prácticas forestales
incompatibles, la eliminación y extracción del
H. h. charlesbogerti, y la extracción
selectiva de productos forestales no maderables. Por otro lado, se
identificó que los elementos de conservación más
amenazados son el Heloderma, el sistema fluvial y el monte espinoso y
bosque seco, ya que las amenazas sobre ellos son todas muy altas y
capaces de hacer desaparecer al elemento de conservación en
mediano plazo si no se hace nada al respecto.
Así mismo, investigaciones realizadas en el
área han identificado factores de degradación del
ecosistema, sobre todo en términos de disminución de la
cobertura boscosa, disminución de la biodiversidad y
contaminación de ríos. Otro elemento a considerar es la
implementación de sistemas de monocultivo y la presión
que la población humana en situación de pobreza ejerce
sobre la flora y la fauna local (Valle et al. 1999).
Sin embargo, también existen oportunidades que favorecen la
conservación de la biodiversidad en el valle del Motagua.
Entre las oportunidades más significativas, se tiene el clima
institucional favorable existente en la región, ya que
diversas instituciones y gobiernos locales se encuentran involucrados
en proyectos de conservación y valoración del monte
espinoso y bosque seco. Así mismo, desde que se empezó
a implementar formalmente el PCA en la región, en 2004, ha
habido un creciente interés en investigaciones científicas
y en ecoturismo en el valle del Motagua, lo cual favorece directa e
indirectamente la conservación de la biodiversidad de la zona.
Objetivos estratégicos y avances
Los objetivos estratégicos para reducir las amenazas e
incrementar las oportunidades de los elementos de conservación
se han planteado para un plazo de cinco años, a partir de la
actualización del Plan de Conservación en 2005. Uno de
los principales objetivos es lograr establecer mecanismos formales de
conservación en al menos 10% de la cobertura natural actual,
lo cual equivaldría a tener en 2010, por lo menos 10,000 ha de
monte espinoso y bosque seco bajo protección. Hasta el
momento, se ha logrado la creación de las primeras áreas
protegidas de la región, que suman un total de 934 ha., y que
incluyen Parques Regionales Municipales y Reservas Naturales
Privadas. Esto ha implicado mucho trabajo con gobiernos locales, con
comunidades y con propietarios privados de la zona, para fomentar en
ellos la valorización de la región y promover su
interés en la creación de nuevas áreas
protegidas. Una limitante que ha afectado en algunos momentos el
avance hacia este objetivo, son los problemas legales de tenencia de
la tierra que existen en la región. En algunos casos, existen
áreas en buen estado de conservación, con propietarios
dispuestos y entusiastas, que no han podido ser declaradas como áreas
protegidas debido a la falta de registros de propiedad. En muchos
otros casos, lo que no ha favorecido la creación de nuevas
áreas protegidas, es la falta de valoración del
ecosistema por parte de los propietarios de la tierra, comunidades y
gobiernos locales, por lo que se ha trabajado arduamente en
educación ambiental a adultos y niños en la región.
Así mismo, se han emprendido acciones de divulgación,
para favorecer la valoración de la biodiversidad del valle del
Motagua por parte de la población local.
Un aspecto significativo para fomentar la conservación del
monte espinoso y bosque seco, ha sido que recientemente el Instituto
Nacional de Bosques de Guatemala, ha incluido estos dos bosques para
ser incentivados por medio del Programa de Incentivos Forestales
(PINFOR). Este programa permite incentivar económicamente a
propietarios privados o municipales para mantener la cobertura
vegetal natural existente en sus terrenos o para reforestarlos con
especies nativas de la región. A través de este
programa, se ha logrado incentivar hasta el momento a cinco
propietarios privados, que han decidido conservar el bosque en sus
terrenos.
En el caso del Heloderma horridum
charlesbogerti, la meta para 2010 es mantener la
población existente en la actualidad, con base en los estudios
realizados recientemente (Masaya 2005, Ariano 2003). El Heloderma se
encuentra gravemente amenazado principalmente por destrucción
de su hábitat y porque ha sido eliminado de su entorno por
temor e ignorancia (existen muchas suposiciones respecto a
peligrosidad y veneno), y también porque ha sido extraído
para su comercialización como especie exótica. Debido a
esto, diversas instituciones han realizado también campañas
de educación ambiental y sensibilización para la
protección del Heloderma. Recientemente se elaboró la
estrategia nacional de conservación del Heloderma (Zootropic y
TNC 2005), y se espera continuar con los estudios de telemetría
iniciados en 2004 (Masaya 2005), así como con la educación
ambiental en las áreas con presencia de Heloderma, para
asegurar la protección de la población ya tan reducida
que queda de esta especie.
Los objetivos estratégicos vinculados a los bosques de galería
y al sistema fluvial, se han abordado principalmente por el equipo de
la Fundación Defensores de la Naturaleza que labora en la
adyacente Reserva de Biosfera Sierra de las Minas (RBSM). Debido a
que el abastecimiento de agua del Valle del Motagua proviene casi en
su totalidad de la Sierra de las Minas, en donde se originan 63 ríos
de caudal permanente, se ha creado una iniciativa para el manejo
integrado del agua, denominado Fondo del Agua. El objetivo de este
proyecto es asegurar a largo plazo la cantidad y calidad del agua
proveniente de la RBSM, por medio de un mecanismo
técnico-financiero, a través del cual se invierte en el
adecuado manejo del agua y sus cuencas (FDN 2004). Para la región
semiárida del valle del Motagua, el objetivo estratégico
es que para el año 2010 se mantenga la calidad y cantidad de
agua producida anualmente por la RBSM, y que se mejore la continuidad
de los bosques de galería de tres cuencas prioritarias entre
el valle del Motagua y la RBSM. Para avanzar hacia estos objetivos,
se ha trabajado principalmente, a través del proyecto del
Fondo del Agua, en la conformación de comités de cuenca
y en la educación para la valoración y uso sostenido
del recurso hídrico en la región.
Para un mejor avance en cumplimiento de los objetivos planteados,
recientemente se ha desarrollado un plan de conservación del
patrimonio cultural, que se ha integrado al PCA y que pretende
aprovechar las sinergias existentes entre naturaleza y cultura, para
aumentar el apoyo institucional y local, la educación y la
promoción del turismo sostenible (Figura 8). Ahora,
este Plan de Conservación natural y cultural (FDN y TNC 2005),
por integrar tan diversos actores e instituciones locales, ha
favorecido también la conformación de la Alianza
para la conservación de la región semiárida del
valle del Motagua. Esta alianza tiene como objetivo el
promover y coordinar acciones de conservación del patrimonio
natural y cultural del valle del Motagua, así como ampliar
gestiones de apoyo en organismos nacionales e internacionales para la
implementación del PCA. También pretende realizar
incidencia política y establecimiento de alianzas estratégicas
con instituciones clave y gobiernos locales, para continuar
trabajando en la aplicación de la legislación ambiental
vigente, la conservación y recuperación de áreas
prioritarias, la organización social y la educación
ambiental, con el fin de promover y consolidar mecanismos que
favorezcan la permanencia del patrimonio natural y cultural del valle
del Motagua.
Figura 8. Los sitios arqueológicos del valle del Motagua como éste, llamado Guaytán, son uno de los elementos de conservación culturales que se han identificado.
Desde principios de 2004 se han podido
implementar acciones encaminadas al cumplimiento de los objetivos
estratégicos planteados, y a lo largo de este tiempo, se han
tenido resultados positivos, y muchas lecciones aprendidas. Una de
ellas, es la necesidad e importancia de contar con alianzas
interinstitucionales y apoyo local para desarrollar un trabajo más
integrado y sostenible a largo plazo en el valle del Motagua.
Promover la conservación en ésta región
de Guatemala ha sido un reto, pero las instituciones involucradas
realmente esperamos que los esfuerzos de conservación que se
están llevando a cabo, aseguren la permanencia de éste
importante ecosistema, y fortalezcan y consoliden diversas áreas
de conservación en la región semiárida del valle
del Motagua.
Agradecimientos
A todo el equipo de Defensores de la Naturaleza que directa o
indirectamente ha trabajado y continúa trabajando en pro de la
conservación de la región semiárida del valle
del Motagua.
A todas las comunidades, gobiernos municipales, propietarios
privados, instituciones involucradas y donantes, que han favorecido
grandemente el cumplimiento de los objetivos planteados.
A nuestros colegas de TNC, que nos han dado apoyo técnico y en
planificación desde un inicio.
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